Dentro de los enfoques de aprendizaje activo, un concepto fundamental es la evaluación formativa, que involucra un proceso de retroalimentación recursiva a lo largo del curso. A diferencia de la evaluación sumativa, que se realiza al final de un periodo de aprendizaje, la evaluación formativa se da de manera continua y proporciona retroalimentación constante que permite al estudiante ajustar su enfoque y mejorar a lo largo del proceso.

En el contexto de Lengua y Literatura, la retroalimentación recursiva en la evaluación formativa se traduce en revisiones y ajustes continuos de los textos escritos por los estudiantes. Este proceso fomenta la mejora constante de las habilidades de escritura y análisis literario, ya que los estudiantes tienen la oportunidad de recibir comentarios específicos y aplicar cambios antes de llegar a la evaluación final.

Un ejemplo práctico es el uso de rondas de revisión por pares en los que los estudiantes revisan los borradores de sus compañeros, proporcionando sugerencias y correcciones antes de la entrega final. A través de este proceso, los estudiantes no solo reciben retroalimentación de su profesor, sino también de sus compañeros, lo que genera una retroalimentación en múltiples niveles, enriqueciendo la comprensión y el desarrollo de ideas.

Además, herramientas digitales como Google Docs o Padlet permiten a los estudiantes trabajar en sus textos de manera colaborativa, recibiendo retroalimentación en tiempo real, lo cual les da la oportunidad de hacer ajustes inmediatos. Esto también favorece el desarrollo de habilidades de autocrítica y autoevaluación, promoviendo la reflexión continua sobre su propio proceso de aprendizaje.

Como menciona Black y Wiliam (1998):

"La retroalimentación efectiva permite a los estudiantes comprender lo que deben hacer para mejorar y les da las herramientas para llevarlo a cabo."

📚 Referencia:
Black, P., & Wiliam, D. (1998). Assessment and Classroom Learning. Assessment in Education: Principles, Policy & Practice. Link PDF