e-Learning Ecologies MOOC’s Updates
Aprendizaje localizado: cuando el territorio también enseña.
En el marco del aprendizaje diferenciado, el aprendizaje localizado surge como una estrategia pedagógica que reconoce y valora el contexto sociocultural, geográfico y lingüístico del estudiante como punto de partida para la enseñanza. Esta perspectiva considera que el conocimiento no puede ser universalizado sin tomar en cuenta las realidades específicas de cada comunidad, y que los saberes locales, la cultura y el entorno son claves para motivar y conectar emocionalmente al estudiante con lo que aprende.
A diferencia de enfoques estandarizados, el aprendizaje localizado promueve prácticas que permiten vincular los contenidos escolares con el entorno inmediato del estudiante, fomentando así la pertinencia, la identidad y el compromiso comunitario. Es especialmente valioso en contextos rurales, interculturales o multilingües.
📍 Ejemplo en la práctica:
En una escuela rural de los Andes ecuatorianos, durante una unidad de Ciencias Naturales, los estudiantes aprenden sobre biodiversidad no a partir de ejemplos lejanos, sino investigando las especies de flora y fauna de su comunidad. Con ayuda de sus docentes y sabios locales, recolectan información sobre plantas medicinales, realizan entrevistas, elaboran un herbario digital y lo presentan en una feria escolar. Además, traducen parte del contenido al kichwa, lengua materna de muchos de ellos.
Este enfoque no solo promueve el aprendizaje científico, sino que fortalece la identidad cultural, el multilingüismo y la valoración de los saberes ancestrales.
📚 Referencias en español:
UNESCO (2017). Educación para el desarrollo sostenible y ciudadanía mundial. Disponible en: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000247444_spa
Walsh, C. (2012). Interculturalidad, Estado y Sociedad. Quito: FLACSO Ecuador.
El aprendizaje localizado enriquece la enseñanza al vincular los contenidos escolares con el contexto cultural y geográfico del estudiante, fortaleciendo su identidad, pertenencia y motivación. Es una estrategia especialmente poderosa en entornos rurales e interculturales, donde el conocimiento cobra sentido al surgir desde lo cercano y significativo.
En el marco del aprendizaje diferenciado, el aprendizaje localizado se consolida como una estrategia pedagógica que reconoce, valora y se nutre del contexto sociocultural, geográfico, histórico y lingüístico del estudiante como punto de partida esencial para el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta perspectiva sostiene que el conocimiento no puede ni debe universalizarse de forma acrítica, sin considerar las particularidades y realidades específicas que configuran la vida cotidiana de los estudiantes y sus comunidades. En este sentido, el aprendizaje localizado enfatiza la importancia de los saberes comunitarios, las prácticas culturales, las formas de vida locales y el entorno físico como elementos clave para generar aprendizajes significativos, motivadores y emocionalmente conectados con la experiencia del estudiante.
A diferencia de los enfoques pedagógicos estandarizados o uniformes —que tienden a ignorar las diferencias territoriales, culturales y lingüísticas—, el aprendizaje localizado promueve prácticas contextualizadas, orientadas a establecer vínculos genuinos entre los contenidos curriculares y el entorno inmediato del alumno. Esto favorece no solo la pertinencia del aprendizaje, sino también el fortalecimiento de la identidad personal y colectiva, la valoración del territorio y la promoción del compromiso comunitario. Además, esta estrategia potencia el desarrollo de competencias interculturales y de pensamiento crítico, al permitir que los estudiantes analicen y reflexionen sobre su realidad desde una perspectiva situada.
Este enfoque resulta particularmente valioso en contextos rurales, interculturales o multilingües, donde la homogeneización de los procesos educativos puede invisibilizar la riqueza y diversidad de los conocimientos locales. En estos escenarios, el aprendizaje localizado actúa como un puente entre el saber académico y el saber comunitario, facilitando una educación más equitativa, inclusiva y significativa.
Ejemplo aplicado:
En una escuela rural andina del sur del Ecuador, los docentes desarrollaron una unidad didáctica sobre sistemas agrícolas en la asignatura de Ciencias Naturales. En lugar de centrarse únicamente en contenidos generales sobre agricultura moderna, se propuso como eje central el estudio de las prácticas tradicionales de cultivo en terrazas, el uso de sistemas de riego ancestrales y el conocimiento del calendario agrícola indígena. Los estudiantes entrevistaron a agricultores de su comunidad, registraron sus saberes en kichwa y español, y compararon las técnicas locales con las que aparecían en los libros de texto. Posteriormente, elaboraron afiches bilingües y organizaron una feria agroecológica abierta a las familias y al resto de la comunidad.
Este enfoque no solo permitió que los estudiantes comprendieran contenidos científicos vinculados al ecosistema, al suelo y a los ciclos de vida, sino que también fortaleció su identidad cultural, su autoestima y su vínculo con el entorno. Así, el aprendizaje dejó de ser una experiencia abstracta o distante para convertirse en un proceso vivo, significativo y comunitario.