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El aprendizaje por encima del hombro en entornos digitales ubicuos
En el contexto de las ecologías del aprendizaje electrónico, el concepto de "aprendizaje por encima del hombro" representa una de las formas más intuitivas y naturales de adquisición de conocimiento, aunque históricamente ha sido subvalorado en la educación formal. Este tipo de aprendizaje ocurre cuando una persona observa cómo otra realiza una tarea, aprende una habilidad o resuelve un problema. En su forma tradicional, esto implicaba mirar literalmente por encima del hombro a otro estudiante, colega o experto. No obstante, en entornos ubicuos mediados por tecnologías digitales, este aprendizaje se ha transformado en una experiencia amplia, accesible y asincrónica.
En la actualidad, el aprendizaje por encima del hombro se manifiesta en múltiples plataformas donde los usuarios comparten sus procesos de aprendizaje y resolución de problemas en tiempo real o mediante grabaciones. Canales educativos de YouTube, transmisiones en vivo en Twitch o incluso videos breves en TikTok permiten a los observadores seguir el razonamiento, las estrategias y los errores de quien enseña o simplemente ejecuta una tarea. Así, se facilita la interiorización de procedimientos prácticos y formas de pensamiento, más allá de los contenidos estrictamente conceptuales.
El valor pedagógico de este enfoque radica en su capacidad de hacer visible el proceso de aprendizaje, no solo el resultado. Aprender cómo alguien estructura un ensayo, soluciona un problema de programación o edita una imagen, permite comprender las decisiones implícitas, la secuencia lógica y los ajustes en tiempo real. De este modo, se democratiza el acceso a la experiencia práctica y se fortalecen las habilidades metacognitivas del observador.
Este tipo de aprendizaje se alinea con teorías del aprendizaje situado y de la cognición distribuida, al entender el conocimiento como una práctica social, que puede ser transmitida y compartida por medio de la observación activa y reflexiva. Además, su carácter no estructurado y espontáneo lo convierte en un ejemplo claro de aprendizaje informal, pero no por ello menos valioso.
Frente a una educación que muchas veces enfatiza la evaluación de resultados, el aprendizaje por encima del hombro propone una pedagogía centrada en la experiencia, en la que observar se convierte en una forma legítima y profunda de aprender.
Referencias:
Collins, A., Brown, J. S., & Newman, S. E. (1989). Cognitive apprenticeship: Teaching the crafts of reading, writing, and mathematics. In L. B. Resnick (Ed.), Knowing, learning, and instruction: Essays in honor of Robert Glaser (pp. 453–494). Lawrence Erlbaum Associates.
Greenhow, C., Robelia, B., & Hughes, J. E. (2009). Learning, Teaching, and Scholarship in a Digital Age: Web 2.0 and Classroom Research: What Path Should We Take Now?. Educational Researcher, 38(4), 246–259. https://doi.org/10.3102/0013189X09336671
Gee, J. P. (2004). Situated language and learning: A critique of traditional schooling. Routledge.
¡Qué maravilla de concepto el que traes a colación! Me ha encantado cómo presentas el aprendizaje por encima del hombro como una experiencia cotidiana, casi invisible, pero tremendamente poderosa. Personalmente, he vivido esta forma de aprendizaje muchas veces, tanto como observador como al ser observado, y me ha parecido una de las formas más naturales y humanas de compartir el conocimiento.
En los entornos digitales actuales, he notado cómo plataformas como YouTube o incluso TikTok se han vuelto verdaderos salones de clase informales. He aprendido a usar software, resolver problemas técnicos e incluso preparar clases mejor simplemente viendo cómo otros lo hacen, con sus aciertos y errores incluidos. Eso tiene un enorme valor, porque no solo aprendo qué hacer, sino también cómo pensar y cómo enfrentar imprevistos.
Me pareció especialmente acertada tu mención del valor metacognitivo de este tipo de aprendizaje. Observar cómo alguien toma decisiones y ajusta sus estrategias en tiempo real nos permite comprender que el aprendizaje es un proceso dinámico, no una línea recta. Además, rompe con esa falsa idea de que el error es sinónimo de fracaso, cuando en realidad es parte esencial del crecimiento.
Gracias por traer esta perspectiva que, aunque suele pasar desapercibida en el ámbito formal, tiene una riqueza inmensa. Sin duda, es un llamado a valorar más esos espacios informales donde aprender se vuelve una experiencia compartida, casi como una danza silenciosa entre quien enseña y quien observa.