e-Learning Ecologies MOOC’s Updates

Metacognición como práctica clave en ecologías digitales de aprendizaje

En el contexto de la transformación educativa del siglo XXI, caracterizada por la digitalización y la emergencia de nuevas formas de interacción, la metacognición se constituye en una práctica fundamental para el aprendizaje activo y significativo. A diferencia de los modelos tradicionales, centrados en la transmisión de contenidos y la evaluación memorística, la metacognición invita a los estudiantes a pensar sobre su propio pensamiento, a reflexionar sobre sus procesos cognitivos y a evaluar críticamente la forma en que construyen y aplican el conocimiento.

En las ecologías digitales, la metacognición adquiere una dimensión renovada. Plataformas de aprendizaje virtual, wikis, blogs académicos y sistemas de coevaluación no solo documentan el proceso de los estudiantes, sino que también lo hacen visible y reflexivo. Al dar y recibir retroalimentación, realizar autoevaluaciones o participar en revisiones entre pares, los estudiantes desarrollan la capacidad de reconocer patrones, ajustar estrategias y elaborar teorías. De este modo, dejan de ser receptores pasivos para convertirse en agentes críticos de su propio aprendizaje.

Un ejemplo de esta práctica puede observarse en experiencias universitarias en línea donde los estudiantes deben producir ensayos en blogs académicos. El proceso incluye no solo la redacción, sino también la evaluación de textos de compañeros siguiendo rúbricas compartidas. Esta dinámica no solo mejora la calidad de la producción escrita, sino que fomenta la reflexión sobre la estructura de los argumentos, la validez de la evidencia y la claridad comunicativa. Así, la metacognición se convierte en el puente entre la comprensión empírica y la construcción conceptual, entre el “saber sobre” y el “saber hacer con” (Kalantzis & Cope, 2015).

La relevancia de la metacognición en ecologías digitales se enmarca en los discursos contemporáneos sobre la sociedad del conocimiento y la economía de la innovación. Se requieren individuos capaces de investigar, teorizar, analizar críticamente y tomar decisiones fundamentadas en contextos complejos y cambiantes (Thomas & Brown, 2011). En este sentido, la metacognición no solo fortalece la autonomía y la motivación intrínseca, sino que también desarrolla habilidades de colaboración, empatía epistémica y discernimiento crítico, todas indispensables en entornos digitales.

Finalmente, la evaluación en este marco se centra menos en la repetición de información y más en la calidad intelectual de las producciones, en la capacidad de integrar múltiples fuentes y en la elaboración de artefactos significativos. De este modo, la metacognición se consolida como una práctica clave en la construcción de aprendizajes poderosos dentro de las ecologías digitales, reafirmando su papel como motor de innovación pedagógica en la sociedad contemporánea.

Referencias

Kalantzis, M., & Cope, B. (2015). The SAGE Handbook of Learning. SAGE.

Robinson, K. (2011). Out of Our Minds: Learning to be Creative. Capstone Publishing.

Thomas, D., & Brown, J. S. (2011). A New Culture of Learning: Cultivating the Imagination for a World of Constant Change. CreateSpace.

Flavell, J. H. (1979). Metacognition and cognitive monitoring: A new area of cognitive–developmental inquiry. American Psychologist, 34(10), 906–911.

Zimmerman, B. J. (2002). Becoming a self-regulated learner: An overview. Theory Into Practice, 41(2), 64–70.

  • Gabriela Fuentes Gaby