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Cognición Situada
Uno de los conceptos más poderosos dentro de la inteligencia colaborativa es la cognición situada, que se refiere a la idea de que el conocimiento no se adquiere de forma aislada, sino que está profundamente ligado al contexto social, cultural y físico en el que ocurre el aprendizaje. Según Brown, Collins y Duguid (1989), aprender es participar activamente en prácticas auténticas dentro de una comunidad. En este sentido, el conocimiento no solo se transmite, sino que se co-construye dentro de situaciones reales y significativas.
Un claro ejemplo de cognición situada en la práctica son los aprendizajes basados en proyectos colaborativos en entornos virtuales, como los que se promueven en cursos en línea, hackatones educativos o comunidades de código abierto. En estos espacios, los participantes trabajan juntos para resolver problemas auténticos, compartiendo saberes y habilidades mientras interactúan directamente con herramientas, escenarios y recursos que reflejan el mundo real. Aquí, los estudiantes no solo aplican conocimientos previos, sino que los transforman y los adaptan a nuevas circunstancias, en colaboración constante con sus pares y mentores.
Por ejemplo, en un MOOC de diseño instruccional, un grupo de estudiantes puede colaborar desde distintos países para desarrollar un prototipo de curso virtual. A lo largo del proyecto, no solo aprenden teoría pedagógica, sino que la aplican en situaciones reales, usan plataformas de edición colaborativa como Miro o Google Docs, y toman decisiones de diseño basadas en las necesidades del público objetivo. Esta interacción contextual y significativa es la esencia de la cognición situada.
Referencias:
Brown, J. S., Collins, A., & Duguid, P. (1989). Situated Cognition and the Culture of Learning. Educational Researcher, 18(1), 32–42.