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Aprendizaje activo
¿Qué es el aprendizaje activo?
Cuando hablamos de aprendizaje activo, nos referimos a esas experiencias donde no solo escuchamos o leemos, sino que hacemos, exploramos, nos equivocamos y volvemos a intentar. Es un enfoque que pone al estudiante en el centro, invitándolo a participar, reflexionar, resolver problemas reales y construir su propio conocimiento. Aprender deja de ser una actividad pasiva para convertirse en una experiencia viva y significativa.
¿Y qué son los espacios para creadores?
Los llamados makerspaces o espacios para creadores son ambientes (pueden ser físicos o virtuales) diseñados para que las personas experimenten, inventen y creen cosas. Allí se puede encontrar desde cartón, madera y engranajes, hasta impresoras 3D, cortadoras láser y placas electrónicas. Pero lo más importante no son las herramientas, sino el enfoque: aprender haciendo.
En estos espacios, los errores no son fracasos, sino parte del proceso. Se trabaja mucho en equipo, se estimula la curiosidad, y se cultiva una mentalidad de crecimiento. Los estudiantes descubren que tienen el poder de transformar ideas en realidades.
Un ejemplo real
En una escuela, un grupo de estudiantes notó que el agua de una quebrada cercana estaba contaminada. En lugar de hacer solo un informe, decidieron actuar. En el makerspace del colegio diseñaron un filtro ecológico usando botellas recicladas, arena, carbón activado y sensores de calidad del agua. Investigar, construir, fallar, ajustar y volver a intentar los llevó a aprender más que en cualquier clase teórica. Lo mejor: lo que crearon tenía impacto real.
¿Por qué esto es aprendizaje activo?
Porque los estudiantes no solo consumieron información: tomaron decisiones, crearon, colaboraron y resolvieron un problema auténtico. En ese proceso, aprendieron no solo contenidos, sino también habilidades que los acompañarán toda la vida: creatividad, resiliencia, trabajo en equipo y sentido de propósito.
Para seguir explorando:
Martínez, S. & Stager, G. (2013). Invent to Learn – una guía práctica para crear espacios creativos en la educación.
Resnick, M. (2017). Lifelong Kindergarten – sobre cómo el juego y la creación estimulan el aprendizaje profundo.
MakerEd (https://makered.org) – comunidad y recursos para llevar el enfoque maker al aula.
El texto ofrece una explicación clara y motivadora sobre el aprendizaje activo, destacando su capacidad para transformar la educación en una experiencia significativa, participativa y auténtica. Al presentar a los estudiantes como protagonistas de su proceso formativo, se rompe con la lógica tradicional del aprendizaje pasivo basado exclusivamente en la recepción de contenidos.
Un aspecto especialmente valioso del texto es la introducción de los espacios para creadores (makerspaces), donde se enfatiza el aprendizaje haciendo, en contextos que promueven la experimentación, el trabajo colaborativo y la resolución de problemas reales. Este tipo de entornos estimula el pensamiento crítico, la creatividad y el desarrollo de habilidades técnicas y emocionales esenciales en el siglo XXI.
El ejemplo concreto de los estudiantes que diseñan un filtro de agua ecológico resulta muy ilustrativo. Muestra cómo una situación real se convierte en una oportunidad para investigar, prototipar y generar soluciones con impacto social. Este caso permite ver claramente cómo el error se revaloriza como parte del proceso de aprendizaje, favoreciendo una mentalidad de crecimiento.
El texto no solo define el aprendizaje activo de forma accesible, sino que también lo enriquece con un ejemplo inspirador que evidencia su potencial transformador. Además, refuerza la idea de que aprender no se limita a adquirir conocimientos, sino que implica vivir experiencias significativas, desarrollar competencias para la vida y comprometerse con el entorno. Es un enfoque pedagógico que merece ser más promovido en todos los niveles educativos.